14.- Omú de Herman Melville
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Omú, escrita en 1847, la segunda novela de Herman Melville, de algún modo es la continuación de Taipí, su primera novela. Probablemente sea la novela más fresca y desenfadada del autor norteamericano.
Parece ser que su lectura impulsó a Stevenson a viajar a los Mares del Sur y no me extraña, pues leyéndolo, aún después de 166 años, te entran unas enormes ganas de viajar a la Polinesia.
La novela narra las peripecias del protagonista por las Islas Sociedad: Una travesía azarosa a bordo de un ballenero que acaba en un motín «de brazos caídos», un período de cautividad en tierra bajo la benigna vigilancia de un gigante tahitiano, un viaje a la isla Imeeo (Moorea), una recepción en la corte de la extravagante reina Pomerea y otras andanzas igualmente interesantes.
Una narración en la que el autor muestra su interés por la naturaleza y el género humano, al mismo tiempo que apunta su inclinación al vagabundeo y la indolencia.
Estoy de acuerdo con D.H. Lawrence quien afirmó que en esta novela se nos muestra el Melville más alegre.
El libro participa de las características fundamentales de Melville, a saber, la narración en primera persona, la frescura y el desenfado de la prosa y el contagioso vitalismo que logra hacernos sentirnos como marineros del "Julia".
No vamos a descubrir aquí y quien fue Herman Melville, únicamente apuntar que literariamente es el precursor de todas las grandes aventuras narrativas del siglo XX.
Para terminar, recordemos unas pocas máximas melvilleanas:
“Hablan de la dignidad del trabajo. Bah. La dignidad está en el ocio”.
“Existen empresas en las cuales el verdadero método lo constituyen un cierto y cuidadoso desorden”.
“Sólo cuando un hombre ha sido vencido puede descubrirse su verdadera grandeza”.
“Mejor fallar siendo original que tener éxito siendo un imitador”.
Fuentes:
https://articulo.mercadolibre.com.ar
https://juanfranciscoferre.blogspot.mx