La caza del Snark. Segundo Espasmo.
Segundo Espasmo
El Discurso del Campitán
El Campitan, todos clamaban al cielo,
tal gracia y tal porte y tal dignidad.
Se podía ver que era inteligente
al mismo momento de mirar su faz.
Trajo consigo un mapa del mar
sin el menor vestigio de tierra
la tripulación alegre pudo comprobar
que entender aquel mapa era cosa hecha.
Mapa muy claro
“¿De qué sirven los polos y los meridianos,
los mapas de Mercator, las zonas tropicales?”
Gritaba el Campitán y ellos contestaban:
“Son cartas con signos muy convencionales”.
Mercator y su sandía
“Otros mapas muestran cabos e islas”,
protestaba la tripulación,
“pero un mapa en blanco se entiende, es fácil.
Nuestro Campitán es el mejor”.
Era encantador, pero pronto vieron
que aquel Campitán en quien tanto confiaban
solamente sabía navegar
cuando hacía sonar su amada campana.
Era grave y serio, aunque sus ordenes
a todos ellos les costaba entender.
Cuando gritaba: “¡Estribadla a babor!”
el timonel nunca sabía que hacer.
Confundieron el bauprés con el timón
pero el Campitán dijo: “No pasa nada”
sucede a menudo en climas tropicales
cuando la nave está, cómo decir…Snarkada”.
Timón Bauprés
Pero el fallo más grande de la travesía
ocurrió cuando el Campitán perplejo y dudando
dijo que esperaba que el viento del Este
hacia el Oeste no empujara al barco.
Mas pasó el peligro y desembarcaron
con sus maletines bolsas y cajas
aunque a la tripulación no gustó el paisaje
pues todo eran riscos y quebradas.
El Campitán vió la moral muy baja
y les contó en tonos musicales
algunos chistes para aquellas ocasiones
aunque a ellos les parecieron fatales.
Repartió aguardiente sin escatimarlo
y en la playa a todos les hizo sentar
más tarde todos estuvieron de acuerdo
en que su discurso fue fenomenal.
“Amigos, romanos y paisanos, prestadme oído”.
Todos disfrutaban de las citas populares.
A su salud brindaron y gritaron tres hurras
y entonces él sirvió raciones adicionales.
“Hemos navegado muchos meses y muchas semanas,
cuatro cada mes, es fácil calcular
pero hasta este momento no hemos podido
echarle un vistazo al Snark”.
“Muchas semanas, también muchos días
siete cada una, perdonad que insista
pero amigos míos lo cierto es que aun
ni un solo Snark hay a la vista”.
“Las cinco señales que lo distinguen
venid y escuchad, voy a repetir
para que así el genuino Snark
no tengáis problema en descubrir”.
“Primero la primera que es el sabor
que es poco y hueco y crujiente
como un abrigo ajustado en la cintura
o un fuego fatuo, que es muy ardiente”.
“Habitualmente se levanta tarde
y a veces exagera mucho, es cierto,
pues se desayuna la merienda
y se desayuna con el almuerzo”.
“En tercer lugar, nunca entiende un chiste,
si le explicas uno suspira apenado
y siempre su cara se pone muy sería
si un juego de palabras es intentado”.
“La cuarta es que le encantan las máquinas-baño
siempre carga con una de aquí para allá,
cree que mejora su aspecto exterior.
Daría esa opinión mucho que hablar”.
Máquina-baño
“La quinta es ambición y ahora empezaremos
a distinguir las distintas calañas:
los que tienen plumas y que también muerden
y los bigotudos que a veces arañan”.
“Porque aunque el Snark normal no provoca daños
creo conveniente especificar
que algunos son Bújums”. Paró de repente
el panadero se acababa de desmayar.
Bújum (dibujo de https://images4.wikia.nocookie.net)
Nijar, 19 de diciembre de 2013
Emilio Bisbal Moya
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