La caza del Snark. Notas y Comentarios

10.07.2014 20:00

Ir al Primer Espasmo

 

 

La caza del Snark

 

 

Notas y comentarios de Lewis Carroll

 

Primer espasmo. El desembarco

    Las notas ya están insertadas en la entrega.

 

Segundo espasmo. El discurso del Campitán

    Si seguimos con la teoría de que el Campitán simboliza la religión que intenta dirigir a todo tipo de personas (a esa motley crew), se pueden intuir las dudas de Carroll sobre su propia vocación: ni el que los conduce sabe adónde se dirigen, pues su mapa está en blanco y el hecho de que solamente sepa navegar a golpe de campana y haga discursos grandilocuentes indicaría  que la iglesia y los sermones son lo único que tienen y que les mueve. ¿Qué es lo que persiguen? Parece que los datos que aporta el que supuestamente sabe sobre como alcanzar la gloria no son demasiado concretos, pero algunos detalles sobre el carácter y los hábitos surrealistas del Snark han sido interpretados por algunos como sutiles insinuaciones sobre los modos de la iglesia: su gravedad y seriedad y el hecho de que desprecia los estudios cartográficos científicos dando explicaciones incomprensibles. 

 

Tercer espasmo. La historia del Panadero

    Después de animarlo con todo lo que pueden, escuchan su historia en la que parece que un tío suyo, ateo por lo que parece, le dice que si quiere siga buscando, pero que es muy posible que lo que al final encuentre no sea la vida eterna (Dios o el paraiso), sino la nada y eso le provoca pavor, ya que ese “buenazo” se ha pasado los cuarenta años que tiene sin siquiera saber quien es únicamente persiguiendo la idea del Snark, el fin de sus sacrificios, la meta divina. Hay quien dice que coincide con el propio Carroll, ya que él era bastante pusilánime, según sus biógrafos.

 

Cuarto espasmo. La Caza

    Aquí vemos como cada uno intenta conseguir su sueño a su manera y con la herramientas que tienen a mano y saben utilizar, pero eso sí, siempre con Esperanza.

 

Quinto espasmo. La lección del castor

    En el que se nos cuenta que las personas más distintas pueden llegar a entenderse si su meta es la misma y que si tenemos en cuenta que el Castor es la representación femenina, también (según el subconsciente de Carroll) que a las mujeres les atraen los hombres que sepan enseñarlas y cuanto más brutos mejor. En inglés la palabra Beaver (Castor) es un sinónimo del órgano sexual femenino (más bien, conejito o felpudo), aunque no se empezó a utilizar en ese sentido hasta la segunda o tercera década del siglo XX, por lo cual no hay que sospechar que el juego de palabras fuese hecho a propósito por el Reverendo, aunque sí es posible que esa palabra entrase en el lenguaje común a través de éste poema.

    

Sexto espasmo. El sueño del Abogado

    Ni las frecuentemente incomprensibles y absurdas leyes hechas por los humanos pueden hacer nada por nadie, ya que supuestamente es la omnipotencia divina (el Snark) la que acusa, juzga y condena.

 

Séptimo espasmo. El destino del Banquero

    Si continuamos con la misma teoría, queda claro que según el subconsciente o el consciente de Carroll, la avaricia del capital no se puede librar de su merecido castigo en la forma de un Atatrapa (Bandersnatch) que lo deja hecho picadillo y en los huesos.

 

Octavo espasmo. La desaparición

    El Bújum (la nada) confirma el miedo de Carroll a que no hubiese nada más allá después de haber perseguido algo, sin saber exactamente qué, durante toda su vida.

 

 

Prólogo/Epílogo

 

    El texto que sigue fue escrito por el propio Carroll como prólogo o introducción al poema, pero lo incluimos al final pues se entiende mejor una vez leído y también porque él comenzó el poema al revés.

 

    Es muy posible que si el autor de este breve pero instructivo poema fuera acusado de escribir tonterías, la acusación se basara en en el siguiente verso: “Confundieron el bauprés con el timón”

    Enfrentado con esta penosa posibilidad (como bien podría hacer) a mis otros escritos como prueba de que soy incapaz de un hecho similar. No señalaré (como bien podría hacer) el fuerte propósito moral del poema, como tampoco los principios aritméticos con tanto cuidado introducidos en él, o sus nobles enseñanzas de Historia Natural, simplemente explicaré de la manera más prosaica como podría llegar a producirse esta confusión.

    El Campitán, que se preocupaba por las apariencias hasta extremos morbosos, hacía que desembarcasen el bauprés una o dos veces `por semana para barnizarlo y más de una vez sucedió que al llegar el momento de volver a colocarlo en su sitio, ninguno de los miembros de la tripulación recordaba en que lado de la nave lo debían poner.

Sabían que no velía la pena preguntárselo al Campitán, porque se limitaría a coger su Código Naval y a leer en tono patético las instrucciones del Almirantazgo, que ninguno de ellos llegó nunca a entender. Es decir que habitualmente el bauprés acababa siendo atado de cualquier manera atravesado en el timón. El piloto (1) solía hacer su trabajo llorando porque sabía que todo estaba equivocado.   ¡Que le vamos a hacer! La norma 42 del Código: “Nadie puede hablar con el hombre del timón…” había sido completada  por el propio Campitán con las palabras…”… y el hombre del timón no puede hablar con nadie. Por lo tanto, de ese modo era imposible protestar y no se podía guiar la nave hasta que el bauprés no se volviera a barnizar. Durante aquellos desconcertantes intervalos la nave solía navegar hacia atrás.

    Como este poema está conectado de alguna manera con el canto de Jabberwocky, permitidme que aproveche esta oportunidad para responder a una pregunta que se me ha hecho en repetidas ocasiones: cómo pronunciar “slithy toves” (Unos de los extraños bichitos tan frecuentes en sus poemas Nonsense que aparece en Jabberwocky). La “i” en “slithy” es larga, como en “writhe” y “toves” se pronuncia para que rime con “groves”. Igualmente a primera “o” de “Borogroves” se pronuncia como la “o” de “Borrow”. He oido hablar de personas que intentaban darle el acento de la “o” de “Worry”. ¡Hasta estos extremos llega la perversidad humana!  

    Esta también parece una ocasión ideal para hacer notar las otras palabras duras de aquel poema. La teoria de  Humpty Dumpty sobre unir dos significados en una sola palabra, como llevándolos en un maletín, parece que sería la explicación más satisfactoria de todo.

    Cojamos, por ejemplo, las palabras “furioso” y “salvaje”. Pensad en pronunciar las dos sin decidir cual vais a decir primero. Ahora abrid la boca y hablad. Si vuestros pensamientos se inclinan un poco hacia “furioso”, diréis “furioso-salvaje”, si os decantáis aunque sea una pizca hacia “salvaje”, diréis “salvaje-furioso”. Ahora bien, si por el contrario poseéis aquel don de tener una mente perfectamente equilibrada, diréis “furivaje”.

    Supongamos que cuando Pistol dijo aquellas famosas palabras: “¿Bajo qué rey? ¡Habla o muere!”, el juez Shallow había estado completamente seguro que, o bien era Guillermo o bien Ricardo, pero no había podido decidirse por uno u otro. Por tanto no podía decir uno antes que otro. No hay duda de que antes de morir habría jadeado: “Ricllermo”

 

(1)  El limpiabotas era el que hacía las labores de piloto; en este trabajo encontraba un refugio de las constantes quejas del Panadero sobre el hecho de que sus tres pares de botas nunca estaban lo suficientemente lustradas.

 


 
  

    Nijar, 7 de febrero de 2014    

    Traducción, adaptación e inspiración: Emilio Bisbal Moya

 

        Volver a "La caza del Snark. Introducción"

        Volver a "La caza del Snark. Primer Espasmo"

 

    Nota del editor: En honor a Lewis Carroll, Jack Londón bautizó con el nombre de "Snark" al barco con el que navegó por Polinesia y Melanesia; ver:

                            The Cruise of the Snark

                             El crucero del Snark

 

Cargar en PDF " El crucero del Snack "

 

 

 

 

Ir a John Barleycorn (Las memorias alcohólicas) de Jack London