7 (de 17 cartas de mar y amor)
7.-
9-04-88, de noche en el Atlántico Norte
Hola de nuevo paciente amiga, mi querida y sufrida lectora:
Se me hace la boca agua, esta tarde después de escribirte estaba en cubierta con los curricanes y he visto durante varios minutos un hermosísimo dorado (llampuga), cerquita, casi al alcance de la mano. Precioso con las aletas laterales de azul intenso, la cola anaranjada, el cuerpo dorado/cobrizo de medio metro de longitud. Que pena pescar tanta belleza, pero necesitamos proteínas frescas. Ahora mismo he salido a cubierta y con la luz que sale de los portillos he visto otros tres, por momentos rozando el barco. Mañana vamos a fabricar un arpón; estamos los tres salivando intensamente de pensar en la comida que nos vamos a dar cuando por fin pesquemos uno. Tengo la corazonada que mañana pescaremos uno —al no poder controlar las líneas de noche, las retiro—, además todo mi esfuerzo y empeño merece un premio, ¿no crees?
Como puedes ver, de repente me he dado cuenta de mi desastrosa letra al escribir de corrido y me estoy esforzando en hacerlo mejor, aunque me lleve más tiempo, justamente soy rico en tiempo libre. También voy a tener que aprovechar más el papel, la libreta está menguando a ojos vista y ¡pienso escribirte mucho más!
Nacho acaba de hacer palomitas de maíz para que se nos olviden los dorados. Están riquísimas, pero claro no es lo mismo, aunque el que no se conforma es por que no quiere ¿no?
Este cuaderno lo uso también del revés para los cálculos astronómicos, así que cuando los estoy haciendo inevitablemente pienso en ti. Ya ves, eres omnipresente.
Hoy tengo ganas de escribir, de escribirte. Recuerdo un día hace muchos años (creo que fue en el 84) que viniste con Leo a navegar en mi primer barco, el Daina un Coronado 25, chiquito, pero valiente. Llevabas un biquini con un gato estampado encima del pubis, estabas terriblemente seductora. Además creo recordar que algo había cambiado en ti. ¿Acaso el peinado? Creo que ahora tu belleza es más serena y hay otra luz en tus ojos. Recuerdo también otro día (¿en el 86?) que te encontramos Romi y yo en esa discoteca de moda (¿Up & Down?), que guapísima lucias. Y tantas veces en Pacha... Recuerdos, cuan cálidos los de los últimos días del 87 y especialmente el nuevo año, recuerdos que evoco con placer y cariño. Bueno, ya está bien de nostalgias.
Somos como un caracol con la casa a cuestas (buen rollo lo de caracol/barco), pero somos un caracol marino bastante veloz.
Estoy en paz con el mundo, con todo, conmigo mismo. Gracias Mar, gracias Jacqueline. Muchos, muchos besos.
Román
Imagen: https://i266.photobucket.com
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