16 (de 17 Cartas de Mar y Amor)
16.-
19 de abril. 22:00 horas. Costa de Brasil.
Requetequerida Jacqueline:
Hoy después de 16 días de mar hemos vuelto a ver tierra. Pero nos arrastramos, hoy sólo 55 millas en una sucesión de calmas y chubascos. Pasamos de ir a 0,5 nudos a 8 nudos en cuestión de segundos, pero los chubascos son breves y avanzamos a saltitos. Ahora mismo nos quedan tan solo 55 millas para llegar a Maceió y probablemente nos llevará 14 horas como mínimo. Nos resistimos a poner el motor, además así llegaremos de día, que siempre es más seguro y agradable.
Como navegamos lejos de la costa, no puedo describirte como es pues tan solo vemos una costa baja de tonos verdes; no parece que esté muy habitada por que ahora, ya de noche, no se ven muchas luces. No paramos de ver mercantes en todo el día, con algún susto pues en los chubascos la visibilidad se reduce muchísimo. Este mediodía, en uno de ellos, repentinamente ha aparecido un súper-petrolero a escasos 300 metros. Afortunadamente nos ha visto y nos ha maniobrado, como mandan las normas de navegación —un buque de vela siempre tiene preferencia— aunque generalmente no lo hacen; y digo afortunadamente por que nosotros, en pleno chubasco tenemos muy restringida la capacidad de maniobra por el mucho viento que hay y por el mucho trapo (vela) que llevamos para aprovecharlos. Vamos a rumbos muy abiertos con respecto al viento —a un largo o por la aleta— y si nos hubiéramos tenido que poner a ceñir ¡No veas! Con el paño que llevábamos el barco se hubiera acostado completamente en el agua.
Para celebrar la llegada a América he cambiado las sábanas que estaban pegajosas de tanta humedad, sal y sudor, me he dado una ducha de agua salada con aclarado de agua dulce y me he puesto ropa limpia y ¡sin sal! Una verdadera delicia. Además con tanto chubasco ha refrescado y ahora sólo tenemos 26º C, ¡Total!
Mañana te contaré como es Maceió, una primera impresión, antes de franquear la carta.
Besos y pellizcos. Román
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